La falta de conocimiento sobre lo que significa ser traductor y las muchas especificaciones que existen a la hora de realizar un proyecto de traducción crea conceptos erróneos que llevan, muchas veces, a subestimar el trabajo de los que nos dedicamos a esto.
Dentro de los muchos elementos que se tienen que tener claros antes de comenzar un proyecto de servicios de traducción está la audiencia. No basta con entender las palabras en un documento y poderlas comunicar en otro idioma; en cada proyecto de traducción hay objetivos que hay que cumplir y es responsabilidad, primero del cliente tenerlos claros y saberlos comunicar y segundo, del traductor tener el conocimiento social, cultural y lingüístico para realizar el mejor trabajo posible.
Entre los elementos que se toman en consideración cuando se crea un producto, podemos mencionar:
Cada uno de estos grupos tiene necesidades e intereses diversos y es nuestro trabajo acomodar el proyecto de traducción a dichas necesidades. Por esto las empresas a menudo designan a una persona para que haga de revisor in-country que conoce el producto y el objetivo del proyecto de traducción.
Además, parecería lógico que el vocabulario y las técnicas para realizar una traducción de mercadeo deberían ser diferentes al de un documento meramente explicativo, pero muchas veces se pasa por alto. Cuando se trata de capturar a una audiencia, cuando se trata de vender un producto, por ejemplo, el uso del imperativo es clave. Verbos como: llame, pruebe, vaya, etc. crean una sensación de necesidad y de urgencia en la audiencia.
De modo que la próxima vez que solicite una traducción tenga en cuenta que cada proyecto de traducción es tan diverso como sus receptores. Provea la mayor cantidad de información a su traductor y, si es posible, traducciones anteriores sobre el mismo tema o documentos de apoyo. Por más insignificante que le parezca la información que usted pueda brindar, de seguro hará una gran diferencia en el resultado final.